Espacios

De quién es el horizonte

El pasado 16 de febrero fue inaugurado el ascensor HALO en Vigo. Su construcción vino a sumarse y colmar la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrada VIGO VERTICAL. Puesto en marcha en 2016, el plan quiere retar la accidentada orografía del municipio y salvar los problemas que de ella se derivan, principalmente, aquellos que afectan a la movilidad de una población cada vez más envejecida. El cofinanciamiento a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) nos sitúa, a su vez, en la llamada política de cohesión de la Unión Europea.

HALO fue el proyecto ganador del concurso convocado por el Concello de Vigo para la conexión peatonal entre las calles Serafín Avendaño y Vía Norte. Obra del equipo de ingeniería Arenas&Asociados, el grupo vigués AM2 Arquitectos y el estudio portugués NOARQ, el ascensor salva el desnivel de casi 40 metros en un trayecto de 26 segundos. Más que un elevador, explican sus responsables, HALO es un icono y, sobre todo, “un elogio al horizonte”.

“Al ser humano siempre le ha fascinado observar el horizonte. El horizonte como línea de incertidumbre donde todo puede ocurrir, final y principio de algo al mismo tiempo. Misterio inalcanzable durante muchos siglos, y objeto de conquista durante otros tantos.” (AM2 Arquitectos)

Vista del ascensor HALO y la ría de Vigo desde el Centro Comercial Vialia

Como los edificios, las palabras también se prestan a la excavación. El horizonte es, en todas sus acepciones, un límite cuya naturaleza puede ser visual, espacial, temporal o vital. Todas estas declinaciones convergen en la breve historia sobre el horizonte que escribe Hito Steyerl. La artista e investigadora alemana escarba en el término que ha regido nuestro tradicional sentido de la orientación y, junto a él, los conceptos modernos de tiempo y espacio. La línea del horizonte, nos dice, “servía para determinar tu propia ubicación y la relación con tu entorno, tu destino o tus ambiciones”. Con todo, aquella línea siempre inestable sólo pudo ser fijada virtualmente con la invención de la perspectiva, bien llamada, lineal. El espacio definido por ésta era “calculable, navegable y predecible”. De la orientación a la expansión y colonización, sólo una línea.

A un horizonte arruinado le siguió la ruina de la perspectiva lineal: cómo contemplar el horizonte mientras caemos, se preguntó Turner y se pregunta Steyerl. El suceso que inspiró El barco de esclavos (1840), el del capitán de una nave que arrojó por la borda su mercancía –esclavos moribundos y enfermos– para cobrar el seguro, hizo ver a Turner la “cara homicida” de aquel horizonte que se quiso “calculable, navegable y predecible”. El terrible incidente no podía sino perturbar la mirada, detonar el horizonte, multiplicar sus líneas, superponerlas, agitarlas.

The Slave Ship, 1840

No rescato esta historia por capricho; también el HALO es una cuestión de horizontes. Es sabido que a Abel Caballero le encantan las cifras: 11,5 millones de luces led, 450 calles iluminadas, 300.997 vigueses y viguesas, 5.500 usuarios diarios del HALO, etc. Este último dato fue publicado el lunes 6 de mayo a propósito de una ampliación de los horarios de uso del ascensor. El alcalde aseguraba que el HALO era “la crónica de un éxito anunciado”. 

Los días 7 y 22 de febrero dos personas se quitaron la vida arrojándose desde la plataforma del elevador. Caballero no se pronunció; las cifras se contaron solas. La Asociación de Vecinos Zona Centro de Vigo sugirió la colocación de una pantalla protectora de cristal “que no interfiriera las vistas”. Esta medida responde a la disposición número 23 del Plan de Prevención del Suicidio en Galicia: detectar “puntos negros” y poner barreras. Por su parte, el Concello de Vigo apuesta por medidas de seguridad o disuasorias: colocar dos guardias en las inmediaciones de la plataforma. El coordinador de salud mental del Sergas, Xandre García Caballero, respalda la decisión de las autoridades viguesas, pues, según sostiene, “el suicidio es una cosa íntima, que no quiere público y anunciar que hay vigilancia resta probabilidad a que ocurra”. Me pregunto si hay cosa más pública que una persona de 21 años que se quita la vida. 

Qué horizonte se nos ha quedado. Qué horizonte elogiamos. Parece que también esta línea es una cosa pública cuando hay quien no puede verla y quien tiene la oportunidad de pedir que “no interfieran sus vistas”. El horizonte que compromete HALO es vital, no visual. 

Quisiera terminar con los planos de un edificio a la espera de ser construido: una torre para suicidas. Su anuncio inmobiliario dice así:

“De no disponer de las instalaciones adecuadas, ni de los lugares especialmente indicados, proviene la necesidad de los suicidas de dispersar sus actuaciones utilizando para ello cualquier instalación urbana que sirva para sus fines, con el natural desaliento del resto de sus ciudadanos. Es por ello que se suministra documentación sobre una instalación que cuenta con todas las dependencias necesarias para quien desea acabar con su vida, sin las molestas reutilizaciones de monumentos, rascacielos, vías de ferrocarril, lagos, puentes, y demás estructuras que ven alterada sensiblemente su consideración urbana por tales transformaciones de uso. Así, en estas torres se dispone de todo tipo de instalaciones necesarias para el suicidio, lo cual, junto con la segura proximidad de una calle, otorga al suicida un abanico suficiente de texturas y superficies sobre las que definir su destino, tal como se indica en la planta de situación. En el edificio podremos elegir entre viviendas de 2 y 3 dormitorios, algunas de ellas con amplias terrazas y piscina privada y dúplex-áticos. Además y, al más puro estilo neoyorkino, los clientes de la Torre tendrán a su disposición un amplio catálogo de servicios con los que hacer su vida más fácil: limpieza de la vivienda, reservas de restaurantes y espectáculos, seguridad 24 horas, gimnasio, servicio mudanzas o el servicio de tintorería”

Torre para suicidas, 1984

El artista Isidoro Valcárcel Medina diseñó estos planos y redactó este anuncio; es una de sus arquitecturas prematuras. Un museo de la ruina, un nuevo muro de Berlín o una casa para ser ocupada son algunas de las propuestas que conforman el conjunto. Éste tampoco es un rescate caprichoso: mi propósito también era el de “meter el dedo en la llaga del poder, el cual, pudiendo hacer, no mueve un dedo, y se regocija en su propia inmundicia”.

Las vidas que tiraron desde la borda de aquel barco, las que se precipitaron desde la plataforma del HALO y las que lo harían desde las torres de Valcárcel, comparten una condición: no ser más que interferencias.

FUENTES

https://hoxe.vigo.org/conecenos/feder.php?lang=cas

Hito Steyerl, Los condenados de la pantalla, Argentina, Caja Negra Editora, 2014

https://www.archivolafuente.com/exhibition/isidoro-valcarcel-medina-arquitecturas-prematuras-126/

Deja un comentario